domingo, 23 de febrero de 2020

NÚMERO 15. CASANDRA DE CLARA ARREGUI.

Desde el IES Blecua...

CASANDRA

Clara Arregui (Torrevelilla, Teruel, 1987)

Nos maldicen a nosotras
mujeres previsoras que ven
el desastre antes de que suceda.
Y a pesar que acontece
todo aquello que advertimos
seguiremos siendo malditas
y nunca se nos escuchará.
Yo dije que lo mataran
que tanta belleza solo
traería problemas a la casa de Príamo
y mi padre me miró con ternura
como si de repente su perro favorito
hubiera hecho un truco complicado.
Después qué decir:
todo fueron ruinas, fuego y caballos
las suertes estaban echadas
mucho antes de que los hombres
se pusieran a elegir mujeres.

Me tocó ser esclava de un mal amo
yo que no quise entregar mi virginidad
se me fue arrebatada
y la vida me huyó en unos baños
que no me estaban destinados.
Todo eso lo vi en ese bebé
que rollizo me miraba, ojos azul cielo,
todo porque un dios se empeñó
en gozar de mi lecho
encaprichado al verme en el templo
(templo para conservar mis votos)
y yo me negué, (como me hubiera negado a otro).
Él me maldijo con la visión
y dejó que mi feminidad hiciera el resto
Fue muy interesante ver cómo se puede versionar una misma historia para quedarnos sólo con los aspectos que más nos interesan. Un ejemplo de ello es el propio texto y otro puede ser esta canción:

En definitiva, esta historia que Clara muestra en el poema, se sitúa hace más de tres mil años, sin embargo, todavía hoy hay muchas Casandras anónimas que son violadas, vendidas como esclavas por ser cautivas de una guerra y que son ignoradas y rechazadas por formar parte de los grupos marginados de la sociedad. Son mujeres sin derechos, no reconocidas por los gobiernos de sus países y utilizadas como moneda de cambio en conflictos de todo tipo. Todavía hoy siguen existiendo mujeres que, es su camino de ascenso a las instituciones políticas, son insultadas y menospreciadas por el mero hecho de ser mujeres.
En definitiva, la cruenta historia de la joven princesa troyana no es más que otra narración de injusticias sociales que se siguen cometiendo en Occidente. Pese a ser el relato de una sociedad arcaica, todavía se siguen observando comportamientos primitivos en los conflictos bélicos. Todavía se ponen mil trabas a las mujeres que quieren ostentar puestos de responsabilidad política.
Todavía hoy, hay millones de Casandras por el mundo que nunca serán escuchadas porque han nacido mujeres en el seno de una sociedad heteropatriarcal.

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